lunes, 30 de marzo de 2015



 03.02.15

UNA TRISTEZA QUE EMBARGA NUESTRO INSTITUTO


Hoy nuestro Instituto Misionera de la Consolata está de duelo, porque hemos perdido a una ejemplar hermana, que fue nuestra amiga, acompañante para muchas madre y para otras maestra y guía,  pero a la vez hemos ganado una gran protectora en el Cielo.
Damos muchas gracias a Dios por el don de la vida de Sor Ángela Rosso, por su entrega incondicional a las diferentes misiones en las que hizo presencia, en la formación de las hermanas en sus distintas etapas (postulante y novicias). Por su gran pasión y celo hacia la misión, pero sobre todo por su único amor en el cual toda su vida giró. Jesús fue su primer y su único amor, por Él lo hacía todo.
Te damos gracias por  reflejar el amor de Dios, por transmitirnos esa alegría y esa paz que te caracterizaba, por saber darlo a conocer a través de una palabra, de un gesto, de una caricia. Gracias por animarnos, por ser siempre una lámpara que llevaba a cualquier lugar la consolación de Dios. Gracias por seguir transmitiendo el amor de Dios hasta en tu propio sufrimiento y en tu último momento de tu vida fue una expresión que encerraba todo su amor hasta decirle a su amado: AMEN, AMEN, AMEN.
Ahora  estás viendo cara a cara a tu amado, estarás en su presencia amándolo como lo amaste aquí en la tierra. Toda tu vida dejaste que el “Práctico” tomara siempre el timón de tu barco, ahora “el práctico” vino a tu encuentro  para llevarte con Él.
Sor Ángela Rosso, en este momento nos inunda una gran tristeza por tu partida, pero a la vez te pedimos que intercedas por nosotros ante Jesús, para que nosotras podamos seguir siendo fiel a nuestra vocación y a nuestra misión, para acrecentar en cada una el ardor y el celo por la misión.

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