viernes, 2 de enero de 2015



El Diaconado Permanente

En la Historia de la Iglesia, han existido los diáconos lo podemos ver en los Hechos de los Apóstoles cuando “los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y dijeron: «No parece bien que nosotros abandonemos la Palabra de Dios por servir a las mesas. Por tanto, hermanos, buscad de entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de sabiduría, y los pondremos al frente de este cargo; mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra.» Pareció bien la propuesta a toda la asamblea y escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía; los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos.” (Hch Ap. 6:1-6) y en Marcos «Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Mc. 10:45).
La palabra diácono viene del  latín diaconus, que significa: «servidor». Sin duda el diaconado es un don que Dios da a los hombres casados para que sirvan a la Iglesia y al mundo, también es una gracia que Dios va regalando a las familias católica, ya que ellas también participan en el servicio de la Iglesia y a su vez está llamado a dar testimonio del amor de Dios.
El diacono sin duda tiene una gran responsabilidad a demás de servir en el altar, de acompañar a las comunidades, de velar por su familia que tienen que ser ejemplo y guía para otras familias cristianas, ser una autentica iglesia domestica, es decir, vivir al estilo de la Sagrada Familia de Nazaret, con su vida puedan surgir muchas vocaciones como por ejemplo: La Vida Consagrada, Sacerdocio, Laical, Diaconado y Matrimonial.
Los diáconos tienen muchos modelos a seguir, pero de entre tantos hay uno en especial y es San Lorenzo fue uno de los siete diáconos regionarios de Roma, fue ordenado diácono, y encargado de administrar los bienes de la Iglesia y el cuidado de los pobres. El emperador Valeriano proclamó un edicto de persecución en el que prohibía el culto cristiano y las reuniones en los cementerios.
El alcalde de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, ordenó a Lorenzo que entregara las riquezas de la Iglesia. Lorenzo entonces pidió tres días para poder recolectarlas y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba. El prefecto entonces le dijo: «Osas burlarte de Roma y del Emperador, y perecerás. Pero no creas que morirás en un instante, lo harás lentamente y soportando el mayor dolor de tu vida». Se dice que en medio del martirio, exclamó: Dadme la vuelta, que por este lado ya estoy hecho.
Hoy nos sentimos felices porque uno de nuestros hermanos querido de la fe, Laicos de las Misioneras de la Consolata, se consagro como Diacono permanente, Didier te acompañamos con nuestras oraciones y te deseamos que sea perseverante en este nuevo camino que has comenzado tú y tu familia, Dios te ilumine en tu caminar y que la Virgen Consolata sea tu guía y tu protección, que ella te cubra con su manto hoy y siempre.
San Lorenzo Mártir intercede por todos los diáconos, que se encuentran al servicio del altar, dale la fuerza para que sean fieles a la misión que Dios les ha encomendado, de defender los tesoros que la Iglesia tiene que son los pobres y los desamparados, la sabiduría para llevar el mensaje de la Buena Noticia a todos aquellos que no la conocen o que se encuentran desanimados en la fe y confundidos por tantas preocupaciones de este mundo y  ser testimonios de su vida a los demás.

SAN LORENZO MÁRTIR RUEGA POR NOSOTROS.

Escrito por la Novicia Ana Luisa Castillo

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