jueves, 15 de enero de 2015



31.12.14
FIN DE AÑO Y
AÑO NUEVO DE GRACIA Y BENDICIONES
 
En este año que ya está pasando, se nos viene a la mente muchos recuerdos, alegrías, tristezas, triunfos, dichas, pero también se viene mucha nostalgia, tiempo que hemos perdido, amistades que se nos han ido, fracasos, algunas dificultades que hemos tenido, pero sobre todo recordamos a aquellas personas que hemos lastimado y que quisiéramos que no hubiese pasado.

Hay muchas cosas para agradecer y otras para pedir perdón, es un momento de evaluar nuestra vidas, lo que vivimos y lo que hemos realizado y lo que se ha quedado inconcluso. Es tiempo también para aprender de los errores del pasado y tratar de enmendarlos, es decir, comenzar de nuevo. Es una nueva oportunidad que nos brinda Dios, para llevar acabo nuestro proyecto de vida, para no cometer los mismos errores, sino más bien de seguir avanzando y aprovechando al máximo todo lo que se nos da.

 Es volver a tener la esperanza que todo se puede lograr, es tener la ilusión de que el año que viene es un regalo que Dios nos hace para encontrarnos con Él, con nosotros mismos y con nuestros hermanos; es volver a poner los ojos en las metas que nos hemos propuesto, a construir la paz que tanto necesitamos, de aceptarnos y de aceptar a nuestro prójimo tal cual es, de ser felices y de hacer feliz a otros, pero también de volver nuestra mirada a Aquel que nos creo por amor, de retornar nuevamente a los brazos de nuestro Padre Dios para que nos sigue iluminando y que nos guía en este nuevo año.

Este año que estamos dejando es hora de dejar el pasado atrás, de hacer un alto en nuestras vidas, de desechar todo lo malo que hay dentro de nosotros. Es el momento de que hagamos un holocausto; es decir, morir a todo aquello que no nos dejó crecer: nuestras indiferencias, envidia y rivalidades, de nuestros orgullos y autosuficiencia que nos alejan de Dios y de nuestros hermanos. De ofrecer a Dios este nuevo año, nuestro proyecto, sueños, ilusiones, consagrar todo lo que hay en nosotros a Él.

Hoy recordamos a la Madre de Dios que es también nuestra madre; que ella nos siga bendiciendo y acompañando en nuestro caminar, que sea ella nuestro puente que nos hace unirnos y acercarnos a su Hijo.

Virgen María Madre de Dios y Madre Nuestra sigue intercediendo por nosotros ante el Buen Dios que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

  
Escrito por Ana Luisa Castillo











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